La gran trayectoria de Christofle en nuestro país, invitaba a que iniciase una nueva forma de comercialización de la marca.
Fue así como la primera boutique Christofle abrió sus puertas en la Ciudad de México en 1993 en la calle de Galileo 55 en la colonia Polanco para ofrecer a los amantes del arte de la mesa toda una amplia gama de artículos exclusivos para ésta, así como para la decoración a través de la empresa TRARME S. A. DE C. V.
Más tarde en 2001 Christofle decidió que TRARME S. A. DE C. V. fuera el distribuidor exclusivo de la marca en México para comercializar todos los productos de la misma por medio de las tiendas departamentales y otras tiendas seleccionadas.
Desde su fundación en 1830, la Casa Christofle ha vestido de elegancia y distinción las mesas de grandes Casas Reales como la del Rey Luis Felipe de Francia, la del Emperador Napoleón III, la del Zar de Rusia, la del Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, la de sultanatos como el de Abdul Asis en Turquía por mencionar algunas.
Así mismo, hoy en todo el mundo hay innumerables embajadas, restaurantes, empresas marítimas y ferroviarias, así como hogares en los que se manifiesta el buen gusto y el saber vivir con los productos de esta exquisita marca. Su creatividad y técnica fueron reconocidas y honradas en las exposiciones universales.
Actualmente Christofle está presente en 96 países entre los cuales México cuenta con una exclusiva boutique.
Nacido en París en 1805, Charles Christofle (1805- 1863) fundó un taller de joyería con su propio nombre en 1830. Con vistas a desarrollar su negocio, se orientó hacia la orfebrería. Adquirió patentes que le permitieron realizar a escala industrial los procesos de dorado y plateado por electrólisis, hasta entonces llevados a cabo de forma artesanal. Sus punzones de maestro orfebre se inscribieron oficialmente en 1845, fecha en la que se creó la primera fábrica de “orfebrería plateada”. A finales del siglo XIX la Casa Christofle produjo objetos de metal plateado igual de hermosos y fastuosos que los objetos de plata maciza. “El Christofle” pasó a ser un nombre genérico para designar el metal plateado. La marca se convirtió en una referencia tanto para la nobleza como para la burguesía.
El emperador Napoleón III, sucesor del rey Luis Felipe, encargó en 1851, todos los servicios de mesa oficiales del Imperio a Christofle. Los títulos de Orfebre del Rey y de Proveedor del Emperador hicieron acudir a la famosa Casa soberanos extranjeros como el Emperador de México o el Zar de Rusia. Charles Christofle conquistó así con éxito los más fastuosos mercados internos como extranjeros: la Alemania del Káiser, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, Christofle se convirtió en el proveedor de ministerios, embajadas, parlamentos de todo el mundo, así como de la hostelería de lujo y de empresas marítimas y ferroviarias, tanto francesas como extranjeras. Hoy en día, la marca que sigue satisfaciendo prestigiosos encargos, es también proveedora del Palacio del Eliseo en París. Como todas las grandes marcas de lujo célebres, ha sabido conservar su fama internacional, abriéndose a otros mercados.
Christofle, una marca asociada al lujo y la elegancia gracias a la plata, fundamentalmente su materia prima, ha ido revolucionando con los años el estilo y las técnicas, los métodos de producción y de difusión de la orfebrería y de las artes decorativas. Christofle se distingue, entre otras cosas, por haber creado el proceso de galvanoplastia para uso industrial. Esta técnica revolucionaria permite reproducir un objeto cualquiera de forma totalmente idéntica tantas veces como se desee, a partir de un molde de caucho. Para ello se deposita un metal mediante electrólisis en el moldeado del objeto que ha adquirido propiedades conductoras. Esta mejora de las técnicas de dorado y de plateado, permitió a Christofle no sólo producir en serie fabulosos objetos de plata, sino también realizar encargos de decorados monumentales. Esta técnica le abrió las puertas de nuevos proyectos como la decoración del coche del tren pontificio del papa Pío IX (1858), o la realización de las estatuas del tejado de la Ópera de París (1868), o de la iglesia Notre- Dame de la Garde de Marsella (1869), la galvanoplastia más grande del mundo. En los albores del siglo XXI, Christofle perpetúa su incomparable maestría, proporcionando a sus productos un altísimo nivel de calidad: “Sólo una calidad: la mejor”, diríamos retomando el lema de su fundador Charles Christofle.
Christofle perpetúa a la manera de la “Alta Costura”, la tradición de la “Alta Orfebrería”. En el marco de esta actividad, crea objetos únicos a medida cuya realización supone un desafío técnico y estético o bien reproduce piezas selectas que forman parte del patrimonio artístico de la Casa.
Los talleres de la “Alta Orfebrería” se encuentran ubicados desde 2006 en el centro de producción de Christofle, en Yainville, Normandía, en donde se sigue utilizando un proceso de fabricación totalmente manual, con técnicas tradicionales (torneado- repujado, aplanado, cincelado, grabado, etcétera).
Cada operación es larga y compleja y requiere de numerosos años de aprendizaje y experiencia.
Todas estas piezas exclusivas, de serie limitada y numeradas son auténticas obras de arte que, por su carácter único son muy apreciadas por los coleccionistas de todo el mundo.
Más allá de su producción exclusiva, Christofle sigue siendo ante todo fiel al espíritu de sus fundadores amantes de lo moderno y lo innovador. Christofle, una marca profundamente precursora, siempre ha unido su nombre al de las grandes corrientes creativas y a famosos artistas como Man Ray o Jean Cocteau, a arquitectos vanguardistas como Gio Ponti, a orfebres como Lino Sabattini y diseñadores actuales como Martin Szekely, Andrée Putman y Ora Ïto. Christofle sigue a lo largo de los años distinguiéndose por esa genialidad que imprime a todas sus colecciones.
Christofle considerado durante mucho tiempo el mayor especialista de los servicios de mesa de calidad superior, es hoy en día una marca de lujo que se expresa principalmente a través de la plata. Con una marcada presencia en los servicios de mesa, la decoración, los accesorios y la joyería, Christofle ofrece constantemente líneas de productos que unen las nuevas tendencias y la calidad del trabajo del orfebre. La célebre Casa, renueva con estilo el arte del saber vivir y el gusto por lo hermoso, signos de su absoluta elegancia. Christofle es una marca con un rico pasado que hoy nos presenta a través de colecciones históricas, testimonios vivos de un maravilloso legado. Pero no sólo eso, su colaboración con los más brillantes diseñadores de diferentes épocas, recuerda la pasión de la marca por las creaciones vanguardistas y su deseo permanente de infundir a sus colecciones el espíritu de la época y su visión del diseño.